Oli Berg
El trabajo de Oli Berg tiene como referencia fundamental la naturaleza y el paisaje. Esta reivindicación del entorno natural tiene un carácter, en la obra de Berg, que podríamos llamar festivo, dado el uso del color que podemos ver en su trabajo. Sus esculturas monocromas de colores puros y las pinturas que combinan a su vez formas y tonos brillantes nos acercan al pop y a la celebración de una naturaleza intima que es, a la vez, un homenaje a la exuberancia y poder natural. Se trata de un paisaje personal, donde los elementos que conforman su mundo están unidos como un todo: flores, árboles, montañas, ríos, mares… y que se presentan en esta exposición como metáfora de la diversidad del ser humano.
Lo pintoresco es una idea propia del siglo XIX y cercana a los presupuestos de la pintura romántica, y se refiere, como nos recuerda el historiador del arte Valeriano Bozal, a la realidad empírica y cotidiana, a la observación de todo aquello que nos es próximo, situando el agrado y la belleza en lo más común de la realidad que nos rodea, como por ejemplo el paisaje. El paisaje podía ser, desde la perspectiva romántica, o bien abrumador, terrible y sublime, o cálido, luminoso y bello, según la terminología que utilizaría el filósofo Edmund Burke en su tratado sobre lo bello y lo sublime. La naturaleza a la que hace referencia Oli Berg en su obra es más bien la segunda: aquella naturaleza brillante, cercana, luminosa, colorida… Pero quizá en este exceso de color encontremos algo inquietante: lo unheimlich freudiano aparece en la desproporción de las plantas y las flores representadas, en el exceso de color, en lo artificial de sus formas… y lo que podría ser un paisaje alegre y pintoresco podría ser el escenario de un cuento de los hermanos Grimm.
La disposición instalativa de las obras recrea un jardín de plantas a gran escala, en el que los visitantes se adentran como si se tratase de un mundo alternativo o un cuento de hadas, donde nos sentimos pequeños junto al gran tamaño de las formas vegetales de nuestro alrededor. La propia autora afirma: “es una manera de sentir y valorar la belleza, la poesía, el sentido profundo y espiritual que todos tenemos… Es una forma de vida en definitiva”.
Los materiales que dan forma a las obras son el acrílico sobre lienzo y las esculturas de acero, aluminio, cerámicas… Las superficies brillantes hacen énfasis en este carácter personal del jardín que nos presenta Oli Berg.
Oli Berg trabaja y reside en Barcelona. Graduada de la Academia de Bellas Artes de Ucrania, completó su maestría en España. Las últimas obras de la artista han sido presentadas en la Bienal Internacional de Arte en Florencia, Italia (2017), Bienal de Arte Internacional BACOS, España (2016), numerosas exposiciones en Barcelona, Nueva York y Korea del Sur.