Todas las imágenes desaparecerán. Comisariado por Semíramis Gonzalez dentro del marco del Festival OFF de PhotoEspaña
Todas las imágenes desaparecerán
Este proyecto curatorial, presentado en Galería Nueva – Atocha dentro del Festival Off de PHotoESPAÑA, se plantea como una reflexión visual sobre la desaparición desde múltiples dimensiones: la material, la simbólica, la emocional y la territorial. A partir de un discurso inspirado en la novela Los años de Annie Ernaux, esta exposición parte de una mirada que concibe la imagen como un dispositivo híbrido y fluido, cuyas capas se desvanecen en el tiempo, tal como lo plantean autores como Paul Virilio con su estética de la desaparición. Desde esta base conceptual, se presentan obras fotográficas que dialogan con la ontología de la imagen como entidad transitoria y con los temas que esta es capaz de convocar, desde lo íntimo hasta lo colectivo.
En la parte de arriba de la galería, Alva Martín, con Sentinel, cuestiona la sobreproducción de imágenes y la vigilancia tecnológica. Su archivo visual de “vigilancia consentida” pone en evidencia la disolución de lo íntimo en lo público, y cómo nuestra identidad se diluye en una nube digital permanente, sin cuerpo ni memoria.
Jesús Umbría presenta Retaguardia, donde documenta a jóvenes que encuentran identidad en subculturas underground postpandemia. La fotografía aquí actúa como un refugio frente a la homogeneización, capturando la pertenencia desde los márgenes y revelando la resistencia afectiva y estética.
Ya abajo nos encontramos con Así cantan los desiertos, donde Alexandra Karam ofrece un viaje sensorial al paisaje desértico como espacio de contemplación y espiritualidad pero también alerta sobre la acción humana que amenaza estos espacios, recordándonos que lo eterno es también frágil, y que la desaparición de los ecosistemas es un reflejo del deterioro global.
Achim Boers aborda la desconexión entre cuerpo y tecnología mediante la técnica fotográfica del colodión húmedo, que contrasta con la inmediatez digital. Su trabajo parte de una premisa y una invitación a reivindicar lo físico y nuestra relación con lo tangible, en favor de nuestra salud mental.
Alejandra Nowiczewski se sumerge en la transformación de las emociones negativas a través de la simbología budista, utilizando el color y la naturaleza como puentes hacia la introspección. Sus fotografías evocan la desaparición de las formas en favor de lo simbólico, desafiando el lenguaje visual convencional y abrazando lo efímero.
Por último, Miguel Gamart narra la transformación de la cuenca minera asturleonesa tras el cierre de la actividad extractiva. El cielo abierto retrata un duelo donde la memoria del trabajo y del paisaje aún persiste, recordándonos que todo lo que desaparece deja huella, también en el territorio.
Todas las imágenes desaparecerán propone un espacio de pausa y reflexión frente al ritmo contemporáneo, reivindicando la imagen como huella, testigo y cuerpo resistente ante lo que se disuelve.
Semíramis González, curadora de la exposición.