Exposición colectiva. Fabrizio Cotognini, Zehra Doğan, Regina José Galindo, Iva Lulashi, Ruben Montini y Giuseppe Stampone.
La galería milanesa PROMETEO GALLERY regresa a Madrid de la mano de GALERÍA NUEVA con una serie de artistas que proponen nuevas miradas sobre temas como el feminismo o la homofobia. Ocupando tanto el propio espacio de GALERÍA NUEVA como el de CRUCE, PROMETEO GALLERY nos acerca a la obra de Fabrizio Cotognini, Zehra Doğan, Regina José Galindo, Iva Lulashi, Ruben Montini y Giuseppe Stampone. De esta manera la galería presenta por primera vez en España a algunos de sus artistas más jóvenes, mientras ofrece en la cuidad la posibilidad de conocer la obra más actual de sus artistas más reconocidos.
En el espacio de GALERÍA NUEVA la obra de Fabrizio Cotognini, Iva Lulashi, Ruben Montini y Giuseppe Stampone dialoga en sus dos plantas por medio de referencias a la historia del arte y a los conflictos personales con los que nos podemos identificar. En CRUCE nos encontramos con una exposición dual en la que Regina José Galindo y Zehra Doğan desarrollan obras que nos acercan a la realidad de la violencia contra las mujeres en Guatemala y Armenia.
Cotognini nace en Macerata (Italia) en 1983 y vive y trabaja en Civitanova Marche (Macerata, Italia). Su obra se caracteriza por una referencia constante a la Antigüedad revisitada en clave contemporánea. El dibujo es para él un elemento clave en su investigación, así como las nuevas tecnologías. El trabajo de Cotognini se interesa por las diversas declinaciones del horizonte arqueológico y el histórico-artístico. El tiempo, la memoria y la historia son, en su investigación, figuras majestuosas, a la vez que retorcidas, volcadas o curvadas en una escenografía destinada a la inestabilidad. Es un discurso donde la palabra se funde con la imagen en un estrecho diálogo entre signo, diseño y escritura que se convierte en un lugar de contemplación y, al mismo tiempo, de concentración reflexiva.
En palabras de Fabrizio Cotognini: “mi investigación artística se basa en un proceso de contaminación concebido como una cuestión de interacciones, entrometimientos y fusiones entre imágenes y signos verbales. (…) El objetivo de mi trabajo estriba en detectar el vínculo entre escritura y anti-escritura”.
La obra más reciente de Iva Lulashi (Tirana, 1988) propone una reflexión sobre una nueva y contemporánea contra-representeación del deseo y un relato sobre el poder y la historia desde el punto de vista femenino. La obra de la que parte es la investigación que presentó en su individual Eroticommunism de 2018 en Prometeo Gallery (Milán) sobre el imaginario comunista y las relaciones entre propaganda política y erotismo. En la obra que podemos ver ahora en Madrid investiga la representación del deseo como dispositivo de liberación y carga subversiva de un capital erótico aún por explorar.
Su pintura no rechaza la exposición del cuerpo de la mujer y su desnudez, ni omite la procedencia original de los sujetos elegidos, sino que los revierte a través de una manera personal de mirar el cuerpo, el placer y su representación. Se trata de un disparo inteligente y provocador a la mirada masculina, con los mismos medios que ha utilizado siempre el poder y el relato histórico. En las atmósferas suspendidas de sus obras cargadas de erotismo encontramos una nueva postura de lo femenino como ser deseante.
La investigación de Montini (Oristano – Italia, 1986) ha estado dirigida en los últimos quince años a atacar los estereotipos heteronormativos vinculados al sexo, la orientación sexual y las identidades de género. Se ha enfrentado a través de lo performativo a temas incómodos pero actuales y críticos. Estas características han determinado los resultados de una estrategia estética que ha marcado la búsqueda de este artista tan complejo en el mundo de la performance italiana. A través de la exhibición de su propio cuerpo desnudo, tatuado, humillado y a veces herido y sangrando pero glorificado, Montini ha representado su Pasión, su martirio secular, un Vía Crucis compuesto por acciones que revelan la topografía de un cuerpo imperfecto, un Ecce Homo desacralizado. Montini ha grabado en su cuerpo los traumas, el dolor y el sufrimiento que el Cuerpo Social inflige a las personas consideradas «diferentes».
El bordado es fundamental en el polifacético vocabulario artístico de Montini. Recontextualiza una actividad habitualmente vinculada a los deberes de la mujer y muchas veces relegada a las «artes menores», convirtiéndola en una herramienta capaz de celebrar, irónica y polémicamente, la subversión de las normas socialmente aceptadas, como suele suceder en la obra de la artista.
La búsqueda artística de Stampone (Cluses, Francia, 1974) es una síntesis y una formalización del concepto “Global Education”. Su producción artística abarca desde instalaciones multimedia interactivas hasta proyectos de arte público monumentales y participativos. Simultáneamente, su obra hace referencia a las “razones para hacer” al insistir en la gratificación estética que se obtiene al dibujar con bolígrafo BIC. Su metodología de trabajo se basa en una cadena de relaciones, colaboraciones, conexiones y participaciones desarrolladas a través de la red Solstizio que fundó en 2008 junto a Maria Crispal.
En esta era cibernética en la que vivimos, el conocimiento se vuelve conectivo porque todos pueden interactuar, intercambiando sus propias experiencias con otros en temas y áreas de interés compartidos. “Global Education” es un proyecto que nace a la luz de estos cambios. Comienza con cartillas alfabéticas dibujadas en bolígrafo BIC (material escolar por excelencia), jugando con temas populares, etiquetas, símbolos e imágenes, a menudo pertenecientes a hechos históricos o eventos actuales. A estos le siguen mapas conceptuales, consignas, instalaciones interactivas y recorridos por varios países del mundo como los que el artista organizó para las Bienales de Kochi y La Habana (2012).
Con poco más de treinta años Zehra Doğan (Diyarbakır, Kurdistán, 1989), artista, periodista y activista de origen kurdo, se ha convertido en portavoz de su pueblo, así como del pueblo armenio, cuyas mujeres – incluida su abuela – fueron vendidas como esclavas, convertidas a la fuerza al Islam, víctimas de una violencia inimaginable durante el genocidio que ha tenido lugar entre el 1915-1916.
En la trama de la gran Historia solo recientemente ha sido reconocida la deportación y el asesinato de 1,5 millones de personas por parte del Imperio Otomano. Pequeñas grandes historias como las de Fatma, Hawê, Xanê, mujeres privadas incluso de su nombre han dejado de todas formas sus huellas, su testimonio, un ejemplo de coraje y valor. En 2019, en ocasión del centenario de la masacre, el Papa Francisco y Barack Obama – junto al Congreso de los Estados Unidos – han tomado posición oficialmente reconociéndolo como «el primer genocidio del siglo XX”. En la Turquía actual persiste un pantanoso negacionismo avalado por el presidente Recep Tayyip Erdoğan. Por esta razón es aún más ensordecedor el grito de las mujeres evocadas por la artista que antes de reducirse al silencio, de dejarse arrollar por los dogmas impuestos para erradicar sus raíces – o incluso de quitarse la vida – revelan los propios traumas. Traumas que Doğan ha transformado en obras, en muñecas que penden del techo y alrededor de las cuales lienzos y videos inéditos completan el fresco de estas historias que mediante el arte adquieren un caracter eterno.
Las almas de otras mujeres, junto con sus historias trágicas, encuentran voz en la obra de la artista y poeta Regina José Galindo (Guatemala, 1974) a través de diversas performance concebidas durante el confinamiento. Detrás de la ventana (2020), Aparición (2020) y Monumento a las desaparecidas (2020) son algunas de las piezas creadas por la artista, ganadora del prestigioso premio «Robert Rauschenberg” en 2021. Algunas de estas obras, registro de las performance planificadas por la artista, han sido dirigidas a distancia debido a la imposibilidad de viajar a causa de las restricciones impuestas por la emergencia sanitaria. Monumento a las desaparecidas es un monumento vivo y temporal a las mujeres víctimas de feminicidio, almas rememoradas a través de la presencia física de las performers cubiertas por mantos que se asemejan a espíritus evanescentes. Gráciles, ensordecedoras, poderosas como un grito, reclaman: «nuestra mayor venganza – escribió Galindo – es seguir vivas». Tocar, cantar, gritar es un acto de reivindicación y denuncia.
GALERÍA NUEVA, C/ Doctor Fourquet 10
CRUCE, C/ Doctor Fourquet 5
28012 Madrid