Atravesar la pared. Exposición colectiva
Castella Gallery reúne en esta ocasión en Galería Nueva a cuatro pintores que se acercan a la realidad desde los cuatro puntos cardinales. Del 17 de mayo al 10 de junio se 2023 en C/ Doctor Fourquet 10, Madrid.
Artistas: Fernando Biderbost, Paul Critchley, Josep Maria Galceran y Miguel Olivares.
La pintura ha supuesto a lo largo de la historia un intento de crear una nueva realidad dentro de nuestro mundo. Desde las pinturas murales que simulaban aperturas a un exterior ficticio y los intentos de la perspectiva por engañar a nuestro sentido de la vista hasta los nuevos mundos que se nos abren con el metaverso y los NFT. Toda la pintura nos abre huecos en las paredes para que podamos atravesarla y acceder a otras realidades.
En esta exposición encontramos cuatro diversísimas maneras de acceder a esas otras realidades que nos sugieren Fernando Biderbost, Paul Critchley, Josep Maria Galceran y Miguel Olivares.
Critchley abre ventanas a las paredes del sótano de la galería, modificando la percepción del espacio tiempo y lanzándonos a escenarios que nos recuerdan a la costa mediterránea o la cordillera de los Alpes contemplada desde la lejanía. Su pintura móvil, porque así podríamos llamar a sus ventanas y contraventanas, quiere que gocemos de la simulación de un paraíso, como aquellos jardines que ya recreaban los pintores clásicos en las paredes de los interiores de las casas nobles pompeyanas. Paul Critchley no quiere limitar su pintura a los formatos cuadrados o rectangulares determinados por la tradición, sino que prefiere que sus limitaciones provengan de su idea y de su visión.
Biderbost nos acerca a una abstracción llena de atmósfera, un espacio tridimensional que trasciende el punto, la línea y el plano. Colores, formas y líneas flotan en el espacio. El espectador, buceando en una especie de sopa cósmica, pierde la noción del alto, ancho y largo. Como el propio Biderbost dice, su pintura no busca expresar sensaciones, sino producirlas. “La pintura es un artificio y una mentira, tal como toda acción artística lo es, pero las sensaciones y las percepciones subjetivas que puede llegar a producir son reales. Ésta es la condición de la pintura”.
Miguel Olivares nos traslada a una figuración llena de contenido icónico y crítico a una sociedad de consumo donde las marcas ocupan todo el espectro de color. A través de una diversidad de materiales y técnicas, Olivares recorta y pinta personajes abstraídos y ensimismados, enajenados por el deseo aspiracional de un estatus otorgado por la posesión de objetos y formas de vivir. La ciudad es el paisaje y medio natural de estos personajes que se mueven sin un rumbo aparente. Sus vestuario colorido y lleno de iconos y formas son la recreación de esos intentos de felicidad que nunca terminan de consumarse.
Muy otros son los personajes de Josep Maria Galceran, ubicados en escenarios imaginarios de una lírica sorprendente. La sencillez de las formas potencian los relatos y las acciones que llevan a cabo estas figuras. Sus colores y degradados suaves transmiten una quietud y un sosiego que contrastan con la realidad que nos circunda y nos agobia. Si Olivares representa y critica esa sociedad agobiada, Galceran nos ayuda a evadirnos de ella, nos traslada a lugares donde disfrutar de la vida y de la imagen. Su poesía, porque así podemos llamar también a su pintura, nos enfrenta a imágenes propicias para la contemplación y la reflexión personal.
Estos cuatro pintores, tan aparentemente diversos entre sí, nos abren ventanas a nuestro interior, a la sociedad, al arte y al mundo.
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c/ Doctor Fourquet, 10
28012 Madrid
