Repensar lo humano. Comisariado de Andrea Góngora y Cristina Sanz

En 1925, bajo el contexto de las vanguardias artísticas de comienzos del siglo XX, el filósofo Ortega y Gasset publicó ‘La deshumanización del arte’, donde puso sobre la mesa cuestiones acerca de cómo el ‘arte nuevo’ es una contraposición radical al ‘arte romántico y academicista’ que hasta entonces se había producido. Así, el filósofo plantea cómo este arte moderno se aleja del público, se ‘deshumaniza’ y se vuelve inalcanzable.

A través de los artistas emergentes que participan en esta exposición, se plantea una exploración de las distintas (des)humanizaciones, propiciando una reflexión sobre el concepto -así como una resignificación en algo positivo del concepto de deshumanización-. Obra a obra, se pretende indagar acerca de tales cuestiones como: ¿de qué manera representan la (o su) realidad? ¿Representan lo humano?, ¿de qué forma? ¿Plasman sus sentimientos? ¿Hay influencias de aquel arte de vanguardia de principios del siglo XX en las nuevas creaciones del siglo XXI? Además, con esta muestra tratamos de desprendernos de aquello que ya puso sobre la mesa el filósofo hace casi un siglo atrás y que sigue teniendo fuerza hoy en día: que no todo el público es apto para observar arte moderno.

La deshumanización clásica y la vanguardia. La obra de Maravillas Artero surge de la reflexión acerca de la figura de la mujer y la búsqueda de experiencias comunes, inspirada por sus vivencias personales creciendo en una familia numerosa formada por siete mujeres. Con retratos llenos de color, evidencia la figura humana pese a no perseguir la mímesis pura. Son fácilmente vinculantes con el movimiento vanguardista del fauvismo.

La deshumanización de lo artístico. En el caso de Carlos Klett la deshumanización parte de lo intrínsecamente artístico. Su multidisciplinar trabajo busca constantemente respuestas y plantea cuestiones acerca del arte en sí. Aunque sus obras tienen al cuerpo como eje, éste aparece distorsionado o despojado de identidad. Resulta difícil adivinar el proceso por el que han pasado sus piezas e incluso el material que las componen, objetos que podrían haber existido siempre. Busca relaciones entre la divinidad, la naturaleza y el cuerpo.

La anti-deshumanización. Por su parte, Daniela Correa nos presenta una composición de dibujos digitales. En su obra no hay presencia humana evidente, pero al mismo tiempo somos testigos de símbolos con los que -como humanos- encontramos una identificación clara y rápida, y ha sido así a lo largo de toda la historia pictórica a través de las flores o la naturaleza. La artista representa con cada flor a una amiga suya.

La deshumanización pop. Marta Tuuk, artista muy influida por el arte urbano, prescinde totalmente del ser humano. En su lugar encontramos personajes animados plenamente personificados, en un mundo imaginario y de fantasía. Asimismo, estos personajes, así como los escenarios donde los ubica -la feria de Córdoba-, son extraídos de la cultura popular.

La deshumanización de los sentimientos y del pasado. Samuel Ramiro nos muestra obras cargadas de sentimiento. Algunas extraídas de su fotolibro “Gjensynglede: Aún me acuerdo de ti”, con trasfondo muy personal ya que forman parte de una investigación sobre el pasado no contado de la familia del artista. En su obra también trata el cuerpo y cómo se relaciona éste con la naturaleza, teniendo como protagonista al agua y el desplazamiento de los cuerpos en ella.

La deshumanización social. En la composición fotográfica de Guillermo Rodríguez, la deshumanización da un giro y se centra en la denuncia social.  Mediante una revisión del reportaje que Robert Doisneau realizó para la revista LIFE en los años 50, sustituye a las parejas heterosexuales entonces representadas por parejas del colectivo LGTB+. Así, les regala el lugar en la historia que les corresponde y que les ha sido históricamente arrebatado.

La deshumanización y el desamor. La obra audiovisual de Bernabeu Leco busca expresar sentimientos a través de una figura humana de aspecto anónimo, es una personificación del desamor, siendo puro sentimiento transmitido a través de formas y conductas humanas.

¿Por qué algunos espectadores se podrán identificar más con unas flores que con una fotografía de un ser humano?, ¿por qué encontramos algo puramente humano en una figura imaginaria? ¿Está entonces el arte actual deshumanizado? Pero, sobre todo, ¿qué entendemos por deshumanización? Son sólo algunas de las muchas cuestiones que plantea esta exposición. En lo que sí que estamos de acuerdo es en que, tal como escribía Ortega y Gasset, “siempre hay una influencia por parte del arte pasado hacia el arte futuro (…), una reacción química entre la sensibilidad original del artista y el arte que se ha hecho ya”.

Repensar lo humano

del 20 al 30 de julio de 2022

Comisariado: Andrea Góngora y Cristina Sanz

— Maravillas Artero

— Daniela Correa

— Carlos Klett

— Bernabeu Leco

— Guillermo Rodríguez

— Marta Tuuk