Entre lo íntimo y lo exterior
Galería Nueva presenta una exposición colectiva con algunos de los estudiantes en prácticas que han formado parte del equipo de la galería durante este último año. La exposición Entre lo íntimo y lo exterior recorre un camino por diferentes obras que exploran tanto nuestra relación con el “yo” como su transposición en el entorno que nos rodea. Es así como a través del paisaje, el retrato, el uso del propio cuerpo o la metáfora floral los artistas muestran diferentes vías a través de las cuales acercarse a sí mismos, a su propia identidad, a su ser y el cómo éste se relaciona con todo aquello que lo rodea: las presiones sociales, los estigmas, los recuerdos o el paso del tiempo.
La muestra se divide en dos partes: de dentro a fuera y de fuera a dentro, en las que los artistas toman diferentes direcciones alrededor de la relación entre lo íntimo y lo exterior.
De fuera a dentro
La obra de Cristina Paterna, La Malahá (2023), de la serie Pintura y Ékphrasis del paisaje granadino, utiliza la pintura de paisaje y la écfrasis textual para acoger en sí no solo la imagen de su tierra, Granada, sino varios de los recuerdos que residen en ella, creando un recorrido de ese exterior al interior en una experiencia multisensorial. Carolina Rastrilla, en sus pinturas Del álbum, en Navafría y Una Brisca (2024), se apropia de un recuerdo ajeno para resignificarlo a través del proceso de pintura, convirtiéndolo en un recuerdo interno, iniciando un diálogo entre el pasado y el presente. Renzo Alvarado, a través de su panel fotográfico La rosa del fuego (2023), utilizando la metáfora floral, muestra la transición de la vida y la muerte, define el paso del tiempo, las experiencias, los recuerdos y las vivencias como ejes articuladores de nuestra identidad, creando una sinergia entre dos formas de expresión como la fotografía y la escritura, entre dos aspectos visuales como el blanco y negro y los colores. Valentina Silva, con su conjunto fotográfico Procesos (2023), nos sirve de nexo de unión entre
ambas secciones: nos lleva de algunos recuerdos internos, que se evidencian en varias fotografías, a una reestructuración y resignificación de éstos, a partir de esa nueva disposición en el espacio. Es así como los lugares, los personajes y los objetos que se reflejan, a través de este proceso, pierden su identidad individual para volverse parte de otra colectiva.
De dentro a fuera
Lucía Martialay, en Renacer intermitente del recuerdo (2021), se autorretrata pictóricamente para reflejar la disputa interna entre el estrés postraumático y la naturalidad que intenta transmitir al exterior, en un gesto contenido reflejado en las manos y una mirada perdida. Maxwell Deas, a través del retrato pictórico de su hermanastro y padrastro en Looking through (2019), utiliza un efecto visual de cristal de iceberg para alentar al espectador a mirar más allá de la superficie hacia capas más profundas de significado, guiándonos a través de un viaje personal tanto emocional como estilístico. Constanza Rutherford, en Cómo guardar un secreto (2022-2023), revela sus fotografías con su menstruación, creando figuras abstractas y rebelándose ante uno de los estigmas aún presentes en la sociedad. Por último, Sara Luque, en su cortometraje experimental Crisálidas (2024), reflexiona sobre la pérdida y el duelo y sus diferentes fases: Negación, Ira, Negociación, Depresión y Aceptación, en un “autorretrato” que sirve también como explotación de las propias capacidades del medio.